La Peste
La peste negra fue la más
devastadora de las epidemias que se recuerdan en la historia de la humanidad.
Entró en Europa en 1346, y se calcula que redujo la población de Europa a la
mitad, de 300 millones a 150.
La teoría aceptada sobre el origen de la peste
explica que fue un brote causado por una variante de la bacteria Yersinia pestis. La palabra
“peste” deriva del latín «pestis», «enfermedad»
o «epidemia»,
y por la historia de esta peste negra, hemos terminado en denominar así a estas
epidemias catastróficas.
Comenzó en Asia, donde venían existiendo y entró en
Europa a través de las rutas comerciales. Aparecieron en concreto en algunos
barcos que navegaban por el Mediterráneo, procedentes de los puertos asiáticos.
Como en muchas otras catástrofes este fenómeno se
aprovechó para acrecentar la xenofobia y el clasismo, acusando a judíos,
musulmanes, pobres, y minorías de ser los causantes. Fomentando así los
conflictos sociales artificialmente cocinados en la ignorancia.
No termina de haber acuerdo sobre la auténtica
causa de la enfermedad. No obstante, la mayoría de variedades de Yersinia
pestis se han encontrado en China, lo que sugiere que la epidemia
podría haberse originado en esa región. De todas formas, se reconocen
actualmente dos variedades muy diferentes de la misma, que siempre se llamó
“peste”, y esto hace suponer que en realidad las “pestes” fueron en realidad
variedades de tres o cuatro enfermedades bastante diferentes, y que el
conocimiento de entonces no daba para establecer tan sutiles diferencias.
Las autoridades de distintas ciudades llegaron
a la conclusión de que la enfermedad tardaba no más de 39 días en aparecer y
los que lograban sobrevivir no volvían a contagiarse nuevamente. Esto se
infiere de los cuarenta días que pasaban viajeros y navegantes confinados a la
llegada de algunas ciudades italianas.
Científicos del siglo XXI indican que la enfermedad podría tener un periodo de incubación no contagioso de unos diez o doce días. A este seguiría un periodo de latencia asintomático, pero contagioso de unos veinte o veintidós días. Posteriormente aparecerían los síntomas y la enfermedad mataba en cuatro o cinco días más. De ser así, este periodo de incubación y latencia tan largo sería una de las causas que permitió su rápida propagación.
Según comprobaciones de Liston, la bacteria
mataba a las ratas negras,
anfitrión natural de las pulgas Xenopsylla
cheopis. Éstas, al verse privadas de su anfitrión, se veían obligadas a
buscar otro del que alimentarse, como los seres humanos. Al hacerlo inoculaban el patógeno. Cuando el humano moría, la
colonia de parásitos que se había criado alimentándose de su sangre podía infectar
a otros humanos u otras ratas. Así cundió el miedo a enterrar a los muertos,
pues observaban que se contagiaban indefectiblemente, sin saber que se debía al
salto de la pulga que pasaba del cadáver frío a un cuerpo caliente, el más
próximo, el enterrador.
Otros patógenos
Ilustración de la Peste en la Biblia de Toggenburg (1411) representando a dos apestados con gran número de bubones, algo que no produce la Yersinia pestis.
El biólogo,
zoólogo y experto en ratas Graham Twigg (1985) publicó que
la peste
bubónica no pudo ser
la causante de la peste negra por razones como:
·
La peste bubónica es una enfermedad casi
tropical que requiere de unas temperaturas no inferiores a los 20 grados
Celsius durante varios meses consecutivos para desarrollarse, por lo que no
hubiese podido hacerlo en los inviernos europeos, sin embargo, la enfermedad sí
se propagó en invierno.
·
La peste bubónica no es contagiosa de los
enfermos a los sanos, así ninguna de las cuatrocientas personas que mantuvieron
contacto con los afectados en la epidemia de 1896 la contrajo. En cambio, los testimonios
medievales informan que la peste negra era muy contagiosa.
·
Solo un síntoma, el bubón, es lo que tienen en
común ambas enfermedades. Pero según escribió
Giovanni Boccaccio (2013) en el prólogo del Decamerón, la
peste negra desarrollaba varios bubones y pústulas, cuando la enfermedad
asiática sólo producía uno y a veces dos, en un porcentaje no superior al
5 % de los casos mortales, además dichos bubones aparecieron en la ingle
en un 60 o 70 % de los casos, cuando la plaga europea los producía también
en piernas, brazos y tras las orejas.
·
La variedad pulmonar de la peste bubónica
posee muy poco alcance porque desarrolla los síntomas en unas 48 horas, por lo
que se la puede atajar con cierta rapidez. (Wikipedia, texto mutilado)
El Yersinia pestis, peste bubónica, o peste negra, afecta fuertemente al sistema respiratorio y se desarrolla en invierno.
La llegada de la peste a Villalobos
Alfonso XI y sus nobles. Libro de la Coronación de los Reyes de Castilla. Obsérvese que el segundo estandarte de su corte es el de Villalobos.
Los últimos meses del año 1348 la
Peste Negra golpeó la población de Villalobos.
La
duración de la epidemia, que podemos establecer en torno a las diez semanas. El inicio de la peste habría
tenido lugar a principios del mes de octubre de 1348; y se habría desarrollado
a lo largo del mes de noviembre y diciembre del mimo año.
Fundación del convento de Villalobos
Y
justamente entonces, en Villalobos, se estaba tramitando sin pausa y con mucho
interés la fundación de un convento por parte del matrimonio que señoreaba el
pueblo: don Fernando Rodríguez de Villalobos, hijo de Rui Gil de Villalobos, y la
mujer de Fernando doña Inés de la Cerda, hija de Alfonso y nieta de Fernando de
la Cerda, por tanto biznieta de Alfonso X
Cronología y vicisitudes de la fundación del convento
1346 abril 18, Aviñón
Escritura de fundación y dotación del monasterio de Santa Clara otorgada por don Fernán Rodríguez y doña Inés de la Cerda, señores de Villalobos. Confirmado por Enrique II
1348, Entre el 20 de septiembre y el 1 de diciembre de
Fallece a causa de la peste neumónica el señor de Villalobos, don Fernando Rodríguez.
1348, diciembre 1, Villalobos
Nota del registro del notario de Villalobos, Alfonso Fernández, según la cual el abad de San Marcial, comisionado por el obispo de León, aprueba, ante la imposibilidad de construir un monasterio de clarisas en Villalobos por "la grant mortandat que era entre las gentes", que sirviesen para ello los palacios que el difunto Fernán Rodríguez y su mujer, doña Inés, poseían en dicho lugar.
1348, diciembre 12.-[Villalobos].
Pedro Martín, notario de Villalobos, copia, a petición de doña Inés, viuda de Fernán Rodríguez, señor de Villalobos, y autorizado por los alcaldes de dicho lugar, una nota (1348, diciembre 1.-[Villalobos]) del registro de Alfonso Fernández, anterior notario de Villalobos, que por dolencia y muerte que le había sobrevenido no pudo escribirla en una carta ni signarla. En dicha nota consta que el abad de San Marcial, comisionado por el obispo de León, aprueba, ante la imposibilidad de construir un monasterio de clarisas en Villalobos por «la grant mortandat que era entre las gentes», que sirviesen para ello los palacios que el difunto Fernán Rodríguez y su mujer, doña Inés, poseían en dicho lugar. Contiene inscritos el documento anterior y otros.
1349, enero 22, León
Don Diego, obispo de León, a petición de doña Inés concede cuarenta días de indulgencia a todos los que trabajasen en el monasterio de Santa Clara de Villalobos, ante la escasez de hombres por la mortadad que había tenido lugar en el año anterior.
1350, 26 de marzo
El rey de Castilla, Alfonso XI, fallece en el sitio de Gibraltar víctima de la peste negra, en la noche de 25 al 26 de marzo, jueves y viernes Santo. Le sucede en el trono su hijo Pedro I “El Cruel”.
1354, Bembibre
Primer testamento de Inés de la Cerda. Está íntegro en la RAH, pero hay otro posterior redactado en Villalobos el 24 de febrero de 1362, del que sólo tenemos una reseña al final de éste. Un extracto de este testamento se puede encontrar en el apéndice.
1356 marzo 13, Villalobos
Escritura de donación de doña Inés de la Cerda al monasterio de Santa Clara de Villalobos, en la que le concede ocho viñas y dieciséis tierras, porque no tenía ningún sucesor que heredase el mayorazgo de Villalobos, salvo su hija doña Blanca que estaba tullida y no podía tener hijos. Confirmado por Enrique II.
1359, marzo 26, Villalobos
Doña Inés otorga al monasterio de Santa Clara de Villalobos que pueda tener en dicho lugar seis hombres excusados de todo pecho, al tiempo que pide al rey Pedro que mande guardar esta merced. Confirmado por Enrique II.
1359, septiembre 25, Villalobos
Carta de donación de doña Inés de la Cerda, al monasterio de Santa Clara de Villalobos, en la que le concede diversos derechos y rentas de las iglesias de San Pedro, San Feliz y San Salvador de Villalobos, así como dieciocho cargas de pan mediado en los préstamos de San Esteban del Molar y de Villanueva la Seca. Con la condición de que pongan dos capellanes en la iglesia del monasterio para rogar a Dios por las almas de don Fernán, por la suya, la de sus hijos y demás familiares.
1360, enero 3, Villalobos
Mandato de doña Inés de la Cerda a Alfonso López, su criado, para que vaya a San Esteban del Molar y a Villanueva la Seca y dé posesión al monasterio de Santa Clara de Villalobos de las sesenta y cuatro cargas de trigo anuales de otros tantos préstamos de dichos lugares, que ella había dado a dicho monasterio.
1360, enero 6, San Esteban del Molar
Testimonio notarial de la entrega y posesión de las treinta y tres cargas de trigo anuales, sitas en otros tantos préstamos de San Esteban del Molar, dadas por doña Inés de la Cerda al monasterio de Santa Clara de Villalobos.
1360, abril 13, Villalobos
Carta de venta de una cuarta de una viña perteneciente a Johan Martínez Velasco de San Esteban del Molar, sita en el pago de Oterdemilanos de Villalobos, a favor de Gil Pérez de Villalobos por un precio de 11 maravedís. porque el citado Johan Martínez se había negado a pagar los seis maravedís de la martiniega de Villalobos.
1360, abril 15, Villalobos
Carta de donación de doña Inés de la Cerda, al monasterio de Santa Clara de Villalobos, por la que le concede nueve tierras en el término de Villalobos porque con los bienes anteriores no tienen suficiente para su mantenimiento. Confirmado por Enrique II.
1362, febrero 24, Villalobos
Testamento de Dª Inés de la Cerda, ante Pedro Martínez y Pedro Fernández, notarios, en que una cláusula manda a Dª Isabel, mi sobrina, fija de D. Luis, mi hermano, la mi villa de Bembibre con sus aldeas todas e con todas sus términos, rentas, e derechos e pertenencias e con el señorío e justicia e jurisdicción civil e criminal para que la aya por juro de heredad para sí e para sus herederos.
Los fundadores de este convento fueron Fernán Ruiz (o Rodríguez) de Villalobos, casado con Inés de la Cerda,
señora de Bembibre, hija de Alfonso de la Cerda. Siendo Fernando e Inés parientes en cuarto grado de
consanguinidad, el Papa les había otorgado la dispensa a cambio de que construyeran
algún monasterio. Para cumplir este deber, el 18 de abril de 1346 otorgó la
bula Piis desideris donde explica la
causa y las condiciones para erigir esta fundación
“… seu locum unum ordinis et sub
vocabulo Sancte Clare…” Para
la construcción de este monasterio se propone el lugar siguiente: “En
Villalobos, fuera de la villa, a la puerta que dizen del Burgo, çerca la
carrera por do van de la dicha puerta del Burgo para Sancta María de Villiella,
do llaman la Corredera, cabo de villa. Et ordenamos fazer el dicho monesterio
de paredes de tapia...”
El 20
de septiembre de 1348. Don Fernando y doña Inés otorgan escritura de fundación
y dotación para el convento. En ella consta la intención de dotarlo con
iglesia, comedor, dormitorio, enfermería, claustro y demás dependencias.
Invitan al obispo de León, don
Diego Ramírez, para colocar la primera piedra, pero éste se excusa por otras
ocupaciones más urgentes y envía en su lugar al abad de San Marcial, que
llevaba consigo una piedra bendita por el Obispo. Las calamidades les sobrevinieron
inmediatamente.
Y apareció la peste
Consta que en Villalobos hubo una epidemia de peste el mismo año
1348, que debió llevarse a numerosas gentes, entre ellos el propio Fernando, su
hijo Johan, hasta el propio notario Alfonso Fernández, que había tomado apuntes
para la escritura de fundación del convento no pudo pasarlo a limpio, porque le
alcanzó la muerte durante el proceso. En estos momentos ni siquiera se
encuentran obreros para acometer el proyecto.
Don Fernando Rodríguez de Villalobos
Participó en la batalla del Salado y en la liberación del sitio de Tarifa en 1340, y en Algeciras, al lado de su cuñado don Juan de la Cerda, señor de Gibraleón; con victoria para las tropas castellanas el sábado 27-3-1344.
(Algeciras) Haviendo mandado el rey que
ninguno saliesse de las trincheras a pelear con los Moros sin orden suya,
sucedió, que vn pedazo de gente poco practica en la guerra, salió á probar la
mano con los Mahometanos, por la puerta que guardaba Don Fernando Rodríguez de
Villalobos. Los Mahometanos los traían a mal traer, y viendo esto Don Fernando
de Villalobos, entró con su gente á sacarlos de el peligro; mas reforzando los
Mahometanos la suya, fueron á socorrerle Lope Diaz de Almazán, Fernan Pérez
Ponce, Fernán Pérez de Velasco, y Juan de Cervera Aragonés, con todas sus
gentes; con que hubo vna acción muy sangrienta: por que los Mahometanos
pelearon á favor de las murallas…[1]
|
Sepulcro de
Fernando Rodríguez de Villalobos. Convento de Santa Clara. Villalobos. |
Comoquiera que en Villalobos hubo una epidemia de peste el mismo año
1348, que debió llevarse a numerosas gentes, entre ellos el propio Fernando, su
hijo Johan, hasta el propio notario Alfonso Fernández, que había tomado apuntes
para la escritura de fundación del convento y no pudo pasarlo a limpio, porque
le alcanzó la muerte durante el proceso.
Según indica Ángel Vaca Lorenzo[2],
la peste en Villalobos debió durar en torno a las diez semanas, desde octubre a
diciembre de 1348, meses fríos en que se suele desarrollar la peste neumónica o
pulmonar, no así la bubónica que es más propia de los meses cálidos.
|
Casa donde se supone vivían Inés y
Fernando. Había sido construida por Ruy Gil, padre de Fernando Rodríguez de
Villalobos. |
Inés, viuda, está resuelta a sacar la fundación adelante, y cree
que lo más factible es aprovechar el edificio de los palacios donde vive.
Estando reunidos el día 1 de diciembre en el palacio que da a la calle, los
propios asesores, frailes franciscanos de Zamora, piensan que el palacio donde
están es bueno para la iglesia, y el otro, más hacia el Reguero para la sede
del convento, y en el espacio intermedio se cierra dando lugar a un claustro,
en el que se coloca el cementerio, aparte de los enterramientos de la iglesia.
Aprobó también esta decisión don Fernán Johanez, abad de San Marcial,
comisionado por el obispo de León.
Se
autoriza el enterramiento
en la iglesia de Fernando y Johan, que provisionalmente estarían enterrados en
otro lugar, y también la posibilidad de que lo hicieren otros vecinos piadosos
que lo deseen. Constan posteriormente en los libros de difuntos de San Pedro
numerosos de estos vecinos que fueron enterrados en esta iglesia. También se autorizaba a que fueren sepultadas otras personas que
quisiesen. La razón era que este matrimonio se había celebrado a pesar de tener
un cuarto grado de consaguinidad los contrayentes.
…
abtorízolo que fuese iglesia, que se podiese en él cumplir el divinal ofiçio e
decirse las horas matines, e misa e viésperas, e poner canpanas e tañerlas e
enterrar los cuerpos de Fernán Rodríguez e de Johan Rodríguez dentro, et
otrosí, otras personas, qualesquier que se quisieren enterrar, en la iglesia e
en la calostra.
(ANGEL VACA LORENZO:
Documentación medieval del monasterio de Santa Clara de Villalobos, documento
13, pg. 36-37)
En
este acto también se colocaba la piedra bendita por el obispo, en el lugar
donde se esperaba se habría de situar el altar de Santa María. Estaban
presentes en este acto Fray Antonio, guardián de Zamora, y otros muchos frailes menores de la orden de San Francisco. Testigos:
Don
Bernardo, comendador de Castro.
Ruy
Fernández, el merino.
Ruy
Martínez de Villalpando.
Pero
Rodríguez de Valdescorriel.
Gonzalo
Rodríguez Dentónez.
Gonzalo
Fernández de Mermellar.
Johan
Fernández de Villadiego.
García
de Navamuel.
Pero
Fernández, carpintero.
Pero
Johan, moro.
Alfonso
Fernández, capellán.
Domingo
Marcos, clérigo.
Fray
Antonio, el custodio.
Fay
Domingo de Caseo, custodio de Zamora y visitador de las monjas.[3]
La necesidad de mano de obra fue tan patente que hubo de
concederse 40 días de indulgencias a los obreros y otros donantes que
colaborasen en la obra[4].
Testamento
de Inés de la Cerda
Posteriormente
Inés, residió una buena temporada en Bembibre, donde era señora, y donde
redactó su primer testamento el año 1354. Otorgando más dotaciones al convento
de Villalobos, y reservando para sus herederos el mayorazgo que habían fundado
ella y su marido en la villa. Estos herederos, citados en el testamento eran su
hijo Fernando, 14 años entonces, y Blanca. Pero ya entonces previó como posible
quedarse sin herederos.
Lunes 19 de mayo de 1354; doña Inés,
hija de don Alfonso, mujer que fue de don Fernán Rodríguez señor de Villalobos.
Clásulas y deberes:
Ser enterrada en Santa Clara de Villalobos, cerca del de don Fernando,
y que construyan un monumento con figura elevada y
todo alrededor asegurado, con las armas de Fernán Rodríguez y las mías, y sea
puesto sobre seis leones.
|
Tumba de doña Inés de la Cerda tal como se encuentra en la
actualidad en el convento de Santa Clara de Villalobos |
Cantar por mi alma tres mil misas y por el alma de mi marido y mi padre y mi madre y de mis hermanos y de mis deudos, y por la mía dos mil misas, y a cada uno de los que cantaren en misa un maravedí por cada una. Estas misas dichas en:
-
Primeramente en el monasterio de
Santa Clara de Villalobos, mil misas, cantadas por frailes de San Francisco y
otros que quiera la abadesa.
-
Los clérigos de Villalobos y de
San Esteban del Molar, y de Villanueva la Seca, y de Ruyueza, Palazuelo y
Quintanilla, Roales y Villa Obispo, y de Salindes y Maire, y Finojo, quinientas
misas; en el monasterio de Villalpando, trescientas misas.
-
Y en el monasterio de San
Francisco de Villafranca, cerca de Valcarzel porque jag y doña María mi hermana
y soy y tenuda, quinientas misas.
-
Y en el monasterio de San
Francisco de Astorga trescientas misas
-
Y en los monasterios de San
Francisco y de Sato Domingo de Lleón, en cada uno doscientas y cincuenta misas
-
Y en Tolmantos quinientas misas. Está en la Rioja
-
Y en los monasterios de San Martín
de Excalada y de San Martino de Felines en cada uno quinietas misas
-
Y en Toviella, y en la
cofradía de San Spiritus de la Onor de Sedano, cien misas. Está en Burgos
-
Y en los monesterios de San
Francisco y de San Pablo y de San Agustín de Burgos, en cada uno cien misas,
-
Y en el monesterio San Francisco
de Vilforado cien misas. Está en la Rioja, hoy llamado “Belorado”. El convento de San Francisco
ha desaparecido.
-
y en el monasterio de San
Francisco de Castroxeriz, cien misas. Está en Burgos
-
y en el monasterio de San
Francisco de Miranda, cincuenta misas
-
y en Vienvibre, y en su
alfoz, trescientas misas
-
y en las Huelgas de Burgos, do
yacen el Ynfante don Fernando, mi abuelo, y don Alfonso, mi padre, trescientas
misas. Y mando a este convento que hagan un aniversario por las almas de dichos
mi abuelo y mi padre y para ello les envío 500 maravedís a repartir entre sí
las monjas.
Y mando cumplir sobre mis bienes el testamento de doña María, mi
hermana en todo lo que aún no se ha cumplido, porque yo soy la heredera.
Deudas:
Y a cargo de sus bienes mando cumplir a la mujer que fue de Jimeno de
Aragón, o a sus herederos, una pieza de Branco de Ypre, que me fió y pagó por
mí.
Ruy Fernández de Arnedo, que me dio
buen… verdadero de todo lo que por mí recaudó, y mando dar carta de pago de
ello a Cecilla Fernández, su mujer. Además le dejé a deber algún dinero, y como
sé que dirá verdad en su testamento mando que se le den a sus herederos lo que
allí conste.
Debo a Yago, judío de Roales, 500 mrs
que me fiaron Miguel Martínez y Ferrán Martínez y otros hombres de Roales… Vasallos y mando se les pague la cuantía que
aún se les deba.
También mi marido y yo quisimos dar una
vestimenta que valiese doscientos maravedís a Santa María del Castillo de
Cutiello, que nos lo mandaron en penitencia, se pague.
A la cruzada, 300 maravedís.
A los de San Lázaro de Bembibre, 25 maravedís.
A Santiago de … un Romero
Y a los lugares donde prometi ir en romería: a San Martín de Tablada de Rusdrón, San ..
Rogredo de Pedrosa, de Río de Uruel, a Santa María de Lodoso, a Santa María de
Villar… ermita de San Martín de Refoyo cerca de Tolmantos, y a San Martín de Ro… y a San Miguel de
Tolmantos. (La Rioja)
Pagar la mitad de todas las deudas que mi marido Fernando desde que yo
casé con él.
Donativos y regalos
A las dueñas y doncellas y otras mujeres y homes que están conmigo lo
que sigue:
-
Johana Gómez, Mayor Pérez, a cada
una mil maravedís.
-
A Johana Gómez y a Johana Pérez,
doncellas mil maravedís.
-
La Milia García y Mencía López, a
cada una 700 maravedís.
-
A la ama de don Fernando
Rodríguez, mi hijo, Mayor González, 800 maravedís.
-
María García 500 maravedís.
-
Dominga Sánchez 200 maravedís. y
todo lo que hubiere menester para entrar en el convento de Santa Clara
-
A Catalina, hija de la ama de don
Baltasar, 400 maravedís.
-
A Catalina Gonz…ález? 100 maravedís.
-
Theresa de Sevilla, 100 maravedís.
-
María de Pedrosa, hija del ama
de….
-
Inés y su hermano, hijos de Martín
Sánchez, cien maravedís.
-
María de Mo…
-
Mari Fernández, mujer de Pero
Pinto, 100 maravedís.
-
María de Fresnos, hija de G…
González, 500 maravedís.
-
María Martínez de Domingo
Fernández, acemilero, 500 maravedís.
-
María Esturiana, criada de don
Megan Sánchez, 300 m
-
Don Lluis… te maravedís.
-
Garci Fernández, 200 maravedís.
-
Alfon Gago, 10 m
-
A los mozos de … a cada uno 30 m
-
A Alfon Fernández, de los Barrios
de Salas… del salario, y sin lo que me prestó por servicio que hizo a mí y al
dicho mi hijo…
-
A todos los hombres y mujeres de
tierra de Bembibre todo el pan y v... y carne y cebada que me prestaron, y que
yo mandé tomar prestado en el año de la era de 1391 1392, según lo dijere Alfon
Fernández mi alcalde.
-
A Catalina …fraira de Santa Clara
de Villalobos, 200 maravedís. y además dar hábito ... saya cera y velos y pitanza
y todo lo que hubiere menester para su profesión
-
Y para lo mismo mando a Leonor
Alvarez de Villalobos, freira de Santa Clara, 500 maravedís.
-
A María González de Vega, fraira
de Santa Clara, 300 m maravedís.
-
A John de Seron, 20 maravedís.
-
A Miguel, mi repostero, 50 maravedís
-
Gonzalo Fernández de Marmellar,
200 maravedís.
-
John … 200m
-
Fray Antonio de Velver, custodio
de Çamora, 400 maravedís.
-
Fray Alfonso de Cobiel, 200 maravedís.
-
Fray Gil, su compañero, 300 maravedís.
-
Doña Aldonza Rodríguez, abadesa de
Santa Clara de Villalobos, 300 maravedís.
-
A todos las demás frairas del
monasterio que saben leer, 500 maravedís. que los merezcan en rezar salterios
por mi alma, y los repartan entre sí.
-
Y a las otras frairas que no saben
leer, 20 maravedís.
-
Que den un novillo de mis vacas,
bueno para labrar, a Johana, fija de Gutier González de Fresnos.
-
María González, mujer de Mayor
Pérez, y a Theresa de Juana González, y Aldonza de Milla García, a cada una 40 maravedís.
-
Sancha Rodríguez, freira de doña
Blanca, mi hija, 300 m
-
Johana Fernández, freira también
de doña Blanca, 200 maravedís.
E para acabar el monasterio de Santa Clara de Villalobos, además de lo
que esté fecho, 20.000 maravedís. y los 2.000 maravedís y 45 cargas de trigo
que legamos a las monjas para cada año para su mantenimiento, sacados de la
martiniega, portadgo, notaria y entregas de Villalobos y en los apréstamos de
San Esteban del Molar y en Villanueva la Seca, y las viñas que dimos de
Villalobos, que lo ayan todo y si las rentas les menguaren algún año que se les
complemente de mis otros bienes, además mil maravedís cada año.
Para vestir pobres 2.000 m que han de
ser: 1.000 m a frailes de San Francisco, y monjas de Santa Clara, pobres, que
no tengan de qué vestirse, esto en paño y los otros mil m a pobres a cada uno
una capa y una saya de burel.
A Pero Pérez y a Pero Martínez, que viven conmigo a cada uno 100 maravedís.
Al dicho monasterio, el calçe[5] quebrado que fue de la mía
capilla y la plata que fuere menester para cumplir con el tres marcos de plata
de que fagan otro calce, y cuatro florines de oro para dorarlo.
Al dicho monasterio todos los paños de sirga, tafes y çendales que yo
tengo para facer vestimentas.
A Ruy Martínez de Villalpando, mil maravedís.
A Gonzalo, doncel de don Fernán Rodríguez, mi fijo, para rocín, 500 maravedís.
Sé que he de dar cada año desde el comienzo de la era 1387 hasta ahora
a Alfonso Fernández, hijo de Ferrán Fernández de los Barrios de Salas, que
ahora es mi alcalde, y de don Fernán Rodríguez, mi hijo, en salario para que fuese nuestro alcalde en mi casa y
en todos mis lugares, y del dicho mi hijo, y para que defendiese por nos los
pleitos que hubiésemos, 2.000 ms/año, y nos sirvió bien y lealmente lo mejor
que pudo durante cinco años, pero le retuve el salario de dos años, que son
6.000 maravedís.
Todas las cartas que el rey don
Alfonso, y del rey don Pedro y que el dicho alcalde Alfonso Fernández, que eran
de la tierra de don Fernando Rodríguez, mi hijo, recaudamiento, y que las dio a
todos los caballeros y linderos vasallos de mi hijo y a otros hombres míos, por
mi mandato, y sin recibir de ellos dinero alguno. Y si alguno lo dio quiero que
se le devuelva.
Y que por hacer merced al dicho Alfonso
Fernández, porque era de nuestro servicio y honra, le di los sellos, para que
fuese nuestro Chanceller, y que sea para él lo que se vendiese de Chancillería
Y todos los bienes que estén en poder de
mis cabeceros hasta este mi testamento, mando que sea de ellos y los
administren, y más si el rey no les diere tierras, que mi hijo don Fernán
Rodríguez que los mantenga, y que mis cabeceros se les diere lo ajustado para
su mantenimiento
Y que el dicho Alfonso Fernández, mi
alcalde, que dio buena cuenta de todo lo mío y vivió conmigo hasta primero de
agosto de 139x (sólo puede ser 1390 ó 1391). Y quedará libre de todas sus
posibles deudas. De todo lo que vendieren los bienes que tengo yo y mis hijos
en los que Alfonso Fernández nunca recibió beneficio ni recaudó nada. Tampoco
cuando yo y mis hijos vendimos los bienes que teníamos en tierra de León, salvo
de aquí de Benvibre que recibió algo, y que a mis cabeceros que acepten sus
cuentas.
A Sanchelo, el doncel de mi hijo cien…
Alfonso Pintor, cien maravedís.
Y mando a Ruy González Navamuel y a John Miguélez de Roales a cada uno
300 maravedís
A Alfonso Ruiz de Río, herrero, y a Rui Fernández m… a cada uno 500 maravedís.
A Nuño Fernández, pescador, y a Diego Fernández reposter…
Don Fernán Rodríguez mi hijo y a Diego Fernández Pajon Catiquero y a
Pedro Prieto … nero a cada uno cien maravedís.
E a Jphn Fernández, hermano de Alfon Fernández, mis … 500 maravedís.. Porque me sirvió y nunca le
hice bien.
Y a Fernán Martínez… primo 300 maravedís.. E a Álvaro Alfon, pariente
del dicho Alfon Fr …tos maravedís.
A Gonzalo López de Acosta 500 maravedís.. E al fijo de Alfon Fernández
de la Rosa, y a su madre con que lo críe 400 maravedís.
… de Conteras 50 maravedís. E a Gómez hijo de Gonzalo Fernández del
Marm… y a John de Çelada, y a García, su hijo, a cada uno cien maravedís.
Y a Ferrán… de Fuentes, 300 maravedís.
A John Ruiz y a John Gorgojo a… 50 maravedís. Mando que les paguen lo
que les debo de sus soldadas.
A … López de Villalobos, 300 maravedís.
Alfonso López, capellán de don Fernando Rodríguez, 200 maravedís.
Aparicio Pérez de Bembibre … maravedís.
Para la obra de Bembibre a San Pedro, 100 maravedís.
Herederos y tutelas
Establezco por mis herederos a do …
Rodríguez y a doña Blanca mis fijos, y si Fernando y Blanca, murieren sin aver
fijos legítimos o nietos o dende Ayuso descendiente, que sean mis herederos y
de los mis hijos don John y doña Ysabel, mis sobrinos, hijos de Lois, mi
hermano, ... y si don Fernando mi hijo
tuviere hijo o hija legítima que aquel fijo o fija natural sean sus herederos
de él y de doña Blanca.
Y mando que desque la dicha doña Blanca
muriere que… convento de Santa Clara de Villalobos, mil maravedís. De renta
cada año por la parte de sus bienes, y en vida della que le den mantenimiento
ajustado para tal como ella es, y para cuatro freilas suyas y para dos mujeres
otras que estén con ella y que la sirvan
E do a los dichos mis fijos en los bienes que de mí heredaren por
tutor a Suer Pérez de Quiñones y pido por merced al Rey nuestro señor que le
confirme esta tutoría, y que les dé también la tutoría de los bienes que les
pertenecen de su padre, y esto porque el dicho Suero Pérez está en la merced
del Rey y a su servicio, y porque es bueno y pariente de dichos mis hijos y sin
sospecha porque no ha de heredar ninguna cosa de sus vienen aunque muriesen sin
hijos y herederos.
Pero mando que mis bienes y los de mi marido no sean tirados por los
cabeceros hasta que se compruebe que todo el testamente sea cumplido, y que
Alfonso Fernández, mi alcalde y Ruy Martínez de Villalpando que den a mi hijo
Fernando hasta que tenga 14 años y vaya por sí a casa del Rey a servirlo. Hasta
entonces que esté siempre con su ama y le den lo que hubiere menester
honradamente.
Albaceas
Y para cumplir este testamento mando por cabeceros a don Rodrigo,
obispo de Astorga, y a don Esteban Fraire, deán de Astorga y a Ruy Martínez de
Villalpando, y a Alfonso Fernández de los Barrios[6], mi alcalde. Que también mi marido
los dejó con este cargo.
Y mando pagar a Lorenzo Martínez, de
Astorga, y a Diego Rodríguez de Benavente, el pan y dineros que dicho Alfonso
Fernández dijere que les debo, y que paguen a Martín García de Hernán, mi
criado todo lo que le debo y que dé cuenta de lo que por mí recaudó para
descontarlo.
Y lo que recaudaron y recibieron en mi
nombre desde que murió D. Fernando, Alfonso López de Villalobos y Alfonso Ruiz
y Ruy Fernández, Esteban y John Miguélez de Roales, y Ferrán Martínez de
Saludes, y otros cualquiera, que se crean las cuentas de Alfonso Fernández, y
que les dé carta de pago.
Al concejo de Bembibre que den los 4.000 maravedís.
que me han de dar de servicio a Alfonso Fernández, mi alcalde, para que pague
con ellos lo que saqué fiado y mis hombres y que tome esta morada donde vivo en
Bembibre para pagar aquello que cumpliere para mi enterramiento, y para los
gastos de llevarme a Villalobos.
Alfonso Johanez, escribano público de
Bembibe, que escribiese esta carta de testamento y la firme y a los testigos:
En el castillo de Bembibre e nuestros palacios.
Testigos Fernán Pérez de la Villa Vieja,
Aparicio Pérez, Ruy Pérez, clérigos y Martín Martínez y Martín Johanez, hijo de
Pedro Martínez del Catillo de Benuibre, y John González …to, y Gonzálo López de
Costa, doncel que fue de don Fernán Rodríguez.
E yo Alfon Johanez, notario de Benmibre, y
de sus términos, fui a esto presente
Dª Inés otorgó otro testamento en
Villalobos, jueves 24 de febrero de la era de 1400, ante Pedro Mar.. y Pedro Fernández,
notarios en que hay esta cláusula:
Mando a Dª Isabel, mi sobrina, fija de
D. Luis, mi hermano, la mi villa de … con sus aldeas todas e con todas sus
términos, rentas, e derechos e pertenencias e con el señorío e justicia e
jurisdicción civil e criminal para que la aya por juro de heredad para sí a
para sus herederos.
E mando le den el privilegio que ... de
tengo por que fue dada a mi padre.
E mando al concejo e a los
moradores de la dicha villa Bembibre y de sus… que rescivan e tengan a la dicha
Ysabel después de mi muerte por su Señora e que le obedezcan según vasallos e
leales deben obedescer a su señor. E si lo así fecieren, quítoles el pleito y
el homenaje que tienen en …
Otras oleadas de peste que afectaron a
Villalobos
1
Fallece el conde de
Villalobos, don Álvaro Pérez Osorio (primer Marqués de Astorga) en 1471 a causa
de la peste. Está enterrado en la Catedral de Astorga.
2
Pedro Álvarez Osorio, VIII marqués de Astorga, casado
con Constanza pasó
varias veces por Villalobos de donde era señor. En una ocasión utilizó este
pueblo como refugio para librarse de la peste que azotaba la ciudad de Astorga
donde residía habitualmente:
(Villalobos,
21-VII-1599) La
peste ha motivado su traslado a Villalobos; pide información
sobre la salubridad de Zamora y comarca.
…
dejamos Astorga y llegamos a Villalobos, bien de salud, pero con mucho calor
(era el 21-7-1599) pasando por pueblos enfermos…
…
a un ama de Constança y a otros seis criados, tres pajes y un repostero y a
otro y a un criado que llamaban Jarafe; éste pagó por todos, pues murió después
que yo partí habiéndole dejado casi bueno, le sobrevinieron unas calenturas que
en pocas horas le despachó, que prometo a V.M. le he sentido en extremo porque
era el más buen mozo que podía ser. Los demás me escriben que quedan mejores…
…
el canónigo Muelas… que yendo a una aldea donde tenía hacienda le dio una
apoplejía y en el campo murió en un instante… (al llevarlo a Astorga, lo
enterraron fuera en una ermita, por si acaso)
Unos
que vinieron de Valderas dijeron que también ahí había enfermos.
…
ha seis meses que no hacemos en Astorga… ya estamos aquí cuatro días… (en
Villalobos)[7]
3
15/07/1599
y 25/07/1599
Pide
dejen entrar libremente a un canónigo (en Toro) para que le busque alojamiento;
garantiza que no tiene la peste, pues viene con él desde hace días.
Lamenta
que las tercianas de la marquesa le hayan caído en el lugar (Villalobos) donde
no hay casa digna para alojarse.
“… por cogernos en un lugar tan desacomodado como
éste, de casas a donde poder pasar el gran calor que hace…”
… han sangrado a la marquesa dos veces y está mucho
mejor a Dios gracias…
… hace doce días que salimos de Astorga y por lo
menos estaremos aquí otros ocho…
Esta carta lleva el doctor Muñega¿? Canónigo de
Astorga, natural de ahí (Toro) … que por huir de la peste que lleva más de diez
días fuera de Astorga, temo que no se le reciba…”[8]
Bibliografía.
Vaca Lorenzo, Angel: Documentación Medieval de Las
Clarisas de Villalobos. Universidad de Salamanca, 1991.
— “La
peste negra en Castilla”. Studia
Historica. Hª Medieval. nº 8, 1990.
— Población y poblamiento de Zamora en la Edad
Media. Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo. Congresos de
Historia de Zamora, nº 2, 2001.
Real
Biblioteca del Palacio Real de Madrid: Carta del marqués de Astorga y conde de Trastámara a
Diego Sarmiento de Acuña.
Juan de Ferreras: Historia de España: parte septima: 1721
[1] Juan de Ferreras: Historia de España: parte
septima: 1721, Pág. 310
[2]Vaca
Lorenzo: “La peste negra en Castilla”. Studia
Historica. Hª Medieval. nº 8, 1990 pp.162 y siguientes
[3] Vaca Lorenzo: Documentación
Medieval…, documento 13 (1-12-1348), pg. 35-37
[4] Vaca Lorenzo: Documentación
Medieval…, documento 15, pg. 38-39
[5] DRAE: calce2.- (del latín calix, tubo de conducción) m. ant. Cáliz, vaso sagrado y, en sentido
poético, copa.
[6] Este hombre aparece también
en la fundación del convento y luego en una donación.
[7]
Real
Biblioteca del Palacio Real de Madrid: Carta del marqués de Astorga y conde de Trastámara a Diego
Sarmiento de Acuña. II/2138.-
doc. 49
[8] IDEM, II/2163.- doc. 122 y
242







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