20 septiembre, 2021

Iglesia de San Félix

Las parroquias históricas



Villalobos perteneció desde su fundación a la diócesis de León. Sólo hace muy poco tiempo, en 1953, se efectuó un ajuste de las diócesis a las provincias civiles, pasando por esto la parroquia de Villalobos a la diócesis de Zamora.

Las parroquias se habían construido y costeado por diversas instituciones y/o particulares, que tenían luego el derecho de “presentación” de párrocos. Es decir, proponerlos para su nombramiento por el obispo. En el siglo XIII en el obispado de León se comenzó un “libro becerro de presentaciones” donde apuntar todas estas fundaciones, para saber a qué atenerse en cada una de las sucesivas presentaciones que habían de atender. Servía así mismo este catálogo para conocer el reparto de los diezmos que pagaban los feligreses.

Con las sucesivas desamortizaciones del siglo XIX el estado se comprometió a indemnizar a la iglesia, pero estas parroquias tan pequeñas resultaban insolventes. Un arreglo obligó a la unificación de las parroquias en lo posible en aquellos pueblos de pequeño tamaño. Un edicto del 9/7/1896 del obispado de León decreta que en Villalobos subsista la iglesia de San Pedro con un párroco y un coadjutor, y se suprimen la de El Salvador y San Félix1.

Los documentos de las tres parroquias se hallan en el Archivo Diocesano de Zamora (diócesis actual), y corresponden a las fechas e intervalos siguientes:

  1. San Félix: 1577-1898

  2. San Pedro: 1719-sigue. Es la única parroquia que aún subsiste.

  3. San Salvador: 1641-1902

El origen en el tiempo de las tres parroquias es incierto. Parece que se construyeron primero la de San Félix, luego la de San Pedro, y fue la más moderna la de San Salvador. Pero las tres aparecen desde los primeros documentos.

La iglesia de San Félix

Suponemos que la iglesia de San Félix dejaría de prestar servicio en 1900. No obstante el templo seguía en pie y tuvo una oportunidad de aprovecharse según consta en el libro de acuerdos del Ayuntamiento.

1904 - Marzo. Día 27. Se acordó solicitar del Ilmo. Sr. Obispo de la Diócesis de León, la concesión del antiguo templo de la Parroquia de San Félix, para poder reedificar en la misma una Capilla con destino al culto Católico, donde poder celebrar el Santo Sacrificio de la misa, principalmente en la época de verano, por la buena situación topográfica que ésta ocupa en relación con las eras, donde se verifica el desgrane de mieses (del libro de actas del Ayuntamiento)

Como se dijo más arriba, el arreglo parroquial suprimía esta iglesia como parroquia, y el párroco, ahora único párroco para todo el pueblo, con sede en San Pedro, decidió vender lo aprovechable por partes, y así resolver algunos problemas económicos para el funcionamiento de su parroquia.

Terraplén el lateral de San Félix en Villalobos. Los huesos que se observan son los de nuestros antepasados enterrados allí en las naves del templo.



La piedra

La piedra de la torre de esta Iglesia se vendió en 1874 a Macario Burón, que dio por ella la cantidad de 100 ptas. (pág. 43 del libro de Fábrica de S. Félix2). Según muchos testimonios del pueblo esta piedra sirvió para restaurar la casa rectoral, que se acababa de recibir, ya que a partir de entonces pasaba a ser única casa del cura del pueblo. Probablemente la piedra de la iglesia de San Félix sirvió para varios objetivos, y supongo que la piedra para la construcción de la casa rectoral se detrajo sin necesidad de pagar, antes de vender el resto.



Teodoro Domínguez de Valdeón, El libro de Villalobos, Valderas, 1947. pág. 2, dice lo siuiente:

Casa rectoral muy buena y nueva, levantada por don Félix de Vega con los materiales y productos de la venta de la derruida iglesia de San Félix.


Casa Rectoral de la parroquia de San Pedro, piedras de la torre de San Félix. Así está en la actualidad. Sigue siendo una construcción muy digna y en buen estado




El retablo

El retablo debió de ser de gran valor según la descripción que del mismo hizo Gómez Moreno. Varias de sus tablas han ido dando tumbos por las subastas de artes, y han viajado lejos. Seguimos el texto de GÓMEZ MORENO3:

Al suprimirse ahora (1903) una de las dos parroquias de la villa, tocó la peor parte a ésta, no obstante exceder en tamaño, hermosura y mérito a la otra…y cuando la vi no aguardaba el párroco para derribarla sino a que tuviesen comprador sus techumbres magníficas.

   



Es edificio del siglo XVI, hecho de ladrillo, con tres naves separadas por dos parejas de enormes arcos de medio punto, sobre pilares descantillados con capiteles de óvulos y bolas, arco toral agudo y capilla mayor casi cuadrada.

Ésta se cubre con una armadura morisca cuajada de lazo de nueve y doce ataujerado, con flores de talla en los miembros, y un cubo de mocárabes grandísimo, casi plano y dorado en el centro. Su arrocabe y pechinas se destruyeron.

La gran armadura de la nave central tiene paños triangulares sobre las pechinas, de modo que, a pesar de ellas, resulta cuadrangular el almizate. Aquéllas son de artesones triangulares, ocupados por querubines de relieve, y con calles de lazo entremedias; e arrocabe desarrolla roleos de follaje, ya gótico, ya romano puro; los paños se cuajan de lazo de diez con cintas averdugadas y talladas, y tuvo cuatro racimos. Las tirantes suman seis pares, talladas con variedad y sobre canes de hojas.

Los colgadizos de las naves laterales arrancan de canecillos por ambos cabos, y guarnecen sus calles con exágonos entre cintas.

El arco toral y las arquivoltas de los otros medianeros se adornan con grutescos pintados sobre fondos amarillos, rojos y azules; además, por bajo de la armadura, rodea la nave central un ancho friso con bichas al claro-oscuro sobre azul, todo ello coetáneo de la iglesia.


Escultura.

Santa Ana sentada, de tamaño natural; arrogante imagen, si bien deteriorada; siglo XVI

Pintura.


El retablo principal ha sido desmontado y, aunque barroco, se conservaron en él las tablas de otro, pintadas en el siglo XV, que forman dos series: la primera compónese de un basamento con diez bustos de apóstoles sobre fondos de otro grabado, midiendo 52 por 33 centímetros; cuatro tableros, de 96 por 34 centímetros, con los santos Antón, Sebastián y dos obispos, sobre fondo adamascados, y otros cuatro, de 96 por 78 centímetros, alusivos al santo titulas, cuando lo presenta el juez a una turba de esbirros; su liberación por dos ángeles a vista de los asombrados carceleros; su martirio de despedazamiento, colgado con la cabeza hacia abajo, y el de echarlo al agua con una piedra el cuello. Fueron hechas estas pinturas el temple y sobre la imprimación sin estopas, en la primera mitad del siglo XV, resultando muy notables por los trajes: hay variedad de sombreros y tocas moriscas; ropas generalmente cortas y abiertas a los costados un bracamarte pendiente de tahalí, etc. Las fisonomías son expresivas y aun bestiales; manos pequeñas y finas; diseño muy torpe, marcando con negro los contornos; poquísimo efecto de claro.oscuro, y algunas ropas imitando brocados con oro. Serán de escuela leonesa, y representan una fase algo anterior a la del anónimo de Villalpando.

Compañeras de dichas últimas tablas y del mismo tamaño forman la segunda serie otras cuatro, con más pasajes de la vida de san Félix, cuales son: el santo dando limosna a tullidos y pobres, su prisión, su martirio, arrastrado po dos caballos, y su entierro. Estas son de fines del siglo XV, hechas al óleo por algún discípulo de Fernando Gallego, e interesan por la indumentaria y primor de accesorios, mucho más que por sus dotes artísticas.

Algunas tablas de la primera serie fueron a parar, transitoriamente a la colección Meeersman, en Granada, y tres de la segunda están en Madrid, en la colección de la Sra. duquesa de Parcent.

Jesús Cuesta Salado4 cuenta cómo Gómez Moreno llegó a tiempo de ver el retablo donde cuenta la vida de San Félix. A falta de conocimiento de su autor, Cuesta le nombra como “Maestro de Villalobos” en la órbita de Nicolás Francés y su obra en León.

 



Tres tablas entre las que formaban parte del retablo de la iglesia de San Félix de Villalobos.

Fotos que aparecen en el Catálogo de la colección de la Duquesa de Parcent y que fue subastada en su mayor parte en los años 70 del siglo pasado

Las pinturas eran obra de dos autores diferentes. Una parte, la más numerosa, se realizó a mediados de ese siglo y estaba compuesta por figuras de profetas, santos, obispos y cuatro escenas relativas a la vida de San Félix. Esta primera serie sirvió a Post para asignar el nombre de “Maestro de Villalobos” a su anónimo pintor, al cual consideró dentro del estilo gótico-internacional, en la órbita de Nicolás Francés y su obra en León, a cuya diócesis pertenecía Villalobos. La otra serie la componían otras cuatro escenas, también con San Félix como protagonista, realizadas a finales del siglo XV por otro autor. El conjunto de las tablas se desperdigó por diferentes colecciones privadas y museos, desconociéndose en la actualidad el paradero de la mayoría.

Tres pinturas de la segunda serie fueron compradas, según Gómez Moreno, por la Duquesa de Parcent. Eran las que representaban a San Félix dando limosna a enfermos y mendigos (fig. 1), el apresamiento del santo (fig. 2), que puede verse en una lámina borrosa del Catálogo Monumental6, y la tercera donde aparecía el santo arrastrado por unos caballos. La cuarta pintura, en la que se representaba el Entierro de San Félix, no se sabe dónde terminó. Poco después de la compra de las tablas, en el año 1911, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando organizó una exposición con las pinturas que la duquesa había adquirido hasta esa fecha. Incluso se publicó el catálogo7 con prólogo y comentarios de Elías Tormo en el que aparecen fotografiadas (láminas 18, 19 y 20 de dicho catálogo) las tres tablas citadas. No fueron las únicas pinturas que adquirió dicha señora en la venta del retablo; también aparece fotografiada otra que representa al profeta Isaías sentado debida a la mano del “Maestro de Villalobos”.

Un último texto de indudable interés5.

Importante estudio sobre las pinturas españolas del siglo xv en el Museo de Bellas Artes de Budapest y en las colecciones privadas de Hungría, citando también aquellas que han estado en el país hasta hace poco. Se hace especial mención de un «San Sebastián» adquirido por el museo de la capital húngara en 1966. La autora reconoce en esta pieza, datada alrededor de 1470, un elemento del retablo de «San Félix» de la iglesia parroquial de Villalobos (Zamora), conservado in situ hasta 1927-1930. Un «San Andrés», comprado por el mismo museo en 1965, es atribuido por la autora a Francisco Solibes. Un «San Pedro» que perteneció al mismo retablo –lo mismo que una «Natividad» de la Galería Národni de Praga, según la autora- se halla en una colección privada de Budapest.




1Boletín del Clero del Obispado de León. Nº 28, 9/7/1896, pág. 233 y siguientes.

2Tomado del libro de JOSÉ MUÑOZ MIÑAMBRES: Benavente y Tierra de Campos. No obstante no encajan las fechas, porque es de suponer que la piedra de la torre se vendería después del cierre de la parroquia que tuvo lugar mucho después, como ya indico arriba.

3(pg 302 a 305)

4Cuesta Salado, Jesús: Pintores hispano-flamencos en el nordeste de la provincia de Zamora, BSAA arte LXXVI 2010. Universidad de Valladolid, pg- 34

5Indice Historico Espanol. Vol XXII. Enero-Abril de 1976. Nº 75.- Escrito por Universidad de Barcelona. Centro de Estudios Históricos Internacionales. Catálogo de libros de su biblioteca donde figura… (pág 89) donde figura el siguiente encabezado:

85684 HARASZTI-TAKÁcs, MARIANNE: Oeuvres de maîtres espagnols du XVéme siècle en Hongrie. - "Bulletin du Musée Hongrois des Beaux-Arts» "(Budapest), núm. 38 (1972), 23-56, 26 figs. 

Un no obispo de León: don Gonzalo Osorio

  El libro de Villalobos contiene entre sus personajes, el primero por orden cronológico, un grave error que es preciso enmendar antes de qu...